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Sus manos estaban arrugadas y frías. Su cabeza, demasiado gigante para su cuerpo, se mantenía inestable sobre sus hombros. Un dolor punzante le invadía las sienes. Gotas de agua fría bajaban por cada poro de su piel, lacerándole, como si se tratara de agua herviente. Yacía sobre lo que parecía una lámina de metal húmeda. Se sentía fuertemente atado a ella por alguna fuerza invisible, casi magnética.
Sin saber porqué, se levantó. Flexionó sus cansadas rodillas y sintió como todos los años de inmovilidad, de hibernación, le había cercenado. El dolor de cabeza aún le mareaba. Su visión poco a poco fue enfocándose, y sintió como si cada célula y órgano de su cuerpo estuvieran calibrándose, preparándose para el ritmo de vida natural. Respiró. Una bocanada de aire entro por su nariz y sintió como sus pulmones se hinchaban para albergar el entrante oxígeno. Estaba vivo.
La estancia donde se encontraba era casi completamente blanca. Altas paredes se extendían a su alrededor. Estaba oscuro y el frío predominaba en cada átomo de materia.
Fue entonces cuando se dio cuenta que no estaba solo. Había por lo menos media docena de personas a su alrededor, mirándole. Volvió a respirar. Sintió oxígeno en todo su cuerpo, y el dolor punzante en su cabeza bajo de intensidad.
Uno de los presentes, dio un paso hacia adelante, un hombre joven, vestido con una larga bata blanca.
– ¿Cómo se encuentra doctor? – mencionó por primera vez la voz del joven.
Intentó gesticular algún sonido, pero de su boca no salió algún vocablo entendible. Abrió su boca y lo intentó de nuevo, sin éxito.
– El efecto de la criogenización en el habla es natural doctor. Usted lo predijo. Tal vez, en unos minutos su cuerpo pueda estabilizarse y así podrá realizar sus funciones motrices y verbales con facilidad –.
Su voz era suave, y sonó para él, bastante clara. El dolor de cabeza casi había desaparecido. Bajó su mirada hacia su cuerpo. Estaba desnudo y completamente arrugado, del tipo de arrugas que aparecen luego de una estancia prolongada en el agua. El frío lo invadía aún. Pasaron algunos minutos en silencio. Ellos le miraban con atención, examinándolo. Puedo gesticular una única palabra.
– Tiempo – habló.
Su voz sonaba cansada, casi apagada.
– Muy bien doctor. Vemos que está mejorando. Si se refiere al tiempo que ha pasado desde que usted decidió vivir en la cápsula congelada que acaba de dejar, no podemos decirle con exactitud. Para nosotros usted siempre ha estado en ese estado. De hecho, sólo usted puede saber cuanto tiempo ha permanecido allí. Pero podemos asegurarle, que han pasado más de 150 años sobre su vida inexistente.
– Pero no se preocupe, todo está bien para nosotros. De hecho, mejor que nunca. Ya lo peor ha pasado, y no existe nada, absolutamente nada que pueda alterar nuestra existencia, bueno, si así pudiésemos llamarle.
– Frío – mencionó de nuevo la voz oxidada.
– Tranquilo, doctor. Esas sensaciones poco a poco desaparecerán de su cuerpo. Tal vez no comprenda lo que estamos a punto de revelarle, pero es necesario que lo sepa, así lo pidió usted en su comunicado antes de entrar al estado criónico. Debemos decirle que muchas cosas han cambiado en estos años, y que la vida es totalmente diferente en la actualidad.
– Por los momentos usted sabe que el proceso de congelació nque usted ideó es exitoso, aunque controversial para la época en que usted vivió. Su criogenia fue considerablemente cuestionada por la comunidad científica por muchos años, y bueno, poco a poco, se perdió interés en su trabajo. Usted simplemente era un trozo de hielo. Éso y una muestra de las más avanzadas metodologías e implantes de la biogenética de su época. A pesar de esto, su técnica jamás fue empleada. Sus metodologías para detener la isquemia y la muerte celular, a pesar de ser ingeniosas, jamás fueron aplicadas a un ser vivo de nuevo. Usted simplemente se convirtió en una referencia como uno de los actos de ciencia más sorprendentes e inéditos de la historia de la raza humana. –
Cada palabra resonaba en su mente como un eco. Hizo un esfuerzo y continuó escuchando lo que el joven muchacho le decía.
-Bueno, doctor, como usted sabe, aunque no sé si lo recuerde, estamos aproximadamente 200 metros bajo tierra, en el búnker que usted construyó con su equipo de investigación para poder llevar a cabo todo el proceso de criogenización. La comunidad científica y el gobierno de su país los apoyaron considerablemente en ese aspecto, pero luego de unos años, como le digo esto cambió drásticamente. – Se dio cuenta de que a pesar de que el joven, aunque no paraba de hablar, decía todo con suma razón y sinceridad. Llevó sus manos a la cara, y trató de respirar suavemente. Un cúmulo inesperado de recuerdos llegaron a su mente.
Ninguno de los otros presentes mencionó palabra alguna. El joven muchacho continuó
-Doctor, doctor.. ¿Se siente bien?-
-Continúe – gesticuló.
-Este laboratorio, se convirtió en el más seguro lugar de la tierra. Y bueno, el equipo que aquí laboraba, su equipo, poco a poco tuvo que abandonar el proyecto por diversas razones. No por ello, se le abandonó del todo, pero para la época en que ocurrió, existían diversos medios para sustituir al equipo que por bastante tiempo se ocupó de usted. Veo que se impresiona bastante doctor, pero no es necesario que se preocupe. –
Su voz, que cada vez sentía más propia volvió a invadir la sala.
-¿Que ocurrió?. ¿Qué exactamente está tratando de decirme?-
-Tranquilo doctor, – continuó – poco a poco trataré de explicarle, y puedo asegurarle con bastante exactitud que estoy preparado para ello. De hecho por eso estamos aquí el día de hoy.
-Su equipo fue desalojado doctor, su proyecto fue abandonado oficialmente y el tiempo pasó. No era rentable enviar los mejores científicos, informáticos y médicos del mundo 20 metros bajo tierra a mantener vivo a un pedazo de hielo. Pero era imposible, debido al costo y las dimensiones de su proyecto, que se le dejara a la deriva.
-Fue entonces así, como múltiples organizaciones informáticas y científicas, el CERN dentro de ellas, comenzaron el desarrollo de un proyecto gigantesco, un sistema computacional distribuido que pudiese mantener su cuerpo y detener la muerte celular, un software inteligente, con los algoritmos necesarios para la prevención de una catástrofe, de un derrumbe, e incluso de su propia muerte. Se usaron las más avanzadas metodologías de desarrollo, y fue posible luego de unos años, dar vida a un sistema operativo distribuido, con un núcleo lo suficientemente poderoso como para gestionar todo el equipo electrónico a cargo de esta base, además de realizar pruebas periódicas sobre su estado y preservar su cuerpo hasta el día de hoy. –
El joven hablaba con suma rapidez, como si estuviese leyendo algún texto. Volvió a colocar las manos sobre su cabeza. Se sintió estable. El joven lo miró detenidamente y sin más continuó con su relato.
-No sé como tomará esto doctor, pero debe saber que está ocurriendo. Tal vez no lo parezca pero usted se quedó completamente sólo. De hecho tiene bastante tiempo así, y bueno, debido a las cosas que ocurrieron hace aproximadamente 40 años, puede decirse, y tal vez sea muy duro para usted, pero usted es de hecho, el único hombre con vida de este planeta, el último hombre sobreviviente.
Sintió que el aire frío de la estancia se intensificó. Su piel casi insensible estaba temblando con fuerza. Sentía como el aire penetraba sus huesos e invadía hasta la más mínima célula. Cerró los ojos y asimiló, lo que el joven, aún inmóvil acabada de revelarle.
La racionalidad de sus palabras eran poco evidentes. Era ilógico lo que mencionaba. Además no era posible. Si tendría que poner todo su escepticismo en ello lo haría. Pero, era completamente improbable que él, fuera sin más, el último eslabón de la raza humana.
-Debo estar loco – pronunció lentamente – pero creo saber que usted me miente-
-Esa reacción es justamente lo que esperábamos doctor. No podemos mentir, no podemos fallar, y por sobre todo doctor, no nos equivocamos- Respondió el joven de cara pálida.
¿Quien es usted? – Su voz sonaba ahora más decidida y estable.
-Doctor, creo haberle comentado lo suficiente para que pueda inferirlo. ¿No lo ve?. No estamos aquí. Somos un mensaje inteligente preparado para este momento. Nuestro servidor central ha captado durante todos estos años todo lo ocurrido y ha preparado esta estancia, estas personas y esta conversación para que usted no entre en pánico. Somos nodos de una red artificial inteligente, y creo que se dará cuenta, de que usted, por extraño que parezca, ni siquiera está despierto.
-Eso no es posible-
-En su mente todo es posible doctor, y es precisamente lo que el computador central ha hecho. Ha tomado el control, como todos estos años de su sistema nervioso. –
El frío desapareció lentamente y su cuerpo recibió una bocanada de aire fresco. El dolor de cabeza volvió como un cuchillo pulsante en su sien. Se sintió mareado y su vista se nubló. Toda esa información, era simplemente demasiado, y le costó por unos pocos minutos mantener su respiración. Se sintió desesperado, desolado y por sobre todo, confundido.
– Siento aire en mis pulmones, siento como poco a poco me recupero, ¿Cómo puedo estar muerto o dormido? ¿Cómo es posible que ustedes puedan entenderme? – Exclamó su voz desesperada y cansada.
– No, doctor, usted no está muerto, eso se lo podemos asegurar. ¿No lo entiende? Todos nosotros, todo este cuarto blanco y toda esta conversación prácticamente no existen. ¿No se da cuenta?. No somos nada. Este cuerpo, el suyo, su voz, el frío que usted siente no son más que un reflejo, una ilusión de un conjunto de impulsos eléctricos y magnéticos, que fluyen en la computadora central del laboratorio. Nada más. Tal vez usted sea el único sobreviviente de la raza humana, pero se encuentra incapacitado para vivir el tipo de vida que está en sus recuerdos.
– ¿No entiende que todo esto está en su cabeza?-
– Su equipo de desarrolladores, científicos e informáticos han logrado preservar su existencia más allá de la realidad. Ellos han programado este mensaje para usted doctor, entiéndalo, no somos tangibles, somos un simple algoritmo pensado para su reacción en este momento.
– Fuera de esta estancia, no existe nada más, todo ha sido destruido, todo ha sido pulverizado por el ego y la corrupción humana. Y creemos que es hora de que usted se una al destino de su raza.
– Estamos todos muertos, y al parecer, siempre ha sido así.
Ahora el frío estaba extinto. El dolor de cabeza se tornó insoportable. Su mirada estaba borrosa, y pudo divisar como poco a poco, los cuerpos frente a él desaparecían. La voz del joven, ahora extinta, aún resonaba en las paredes de su cabeza. Se sintió solo.
Sus ojos se sumergieron en la oscuridad y sintió como poco a poco, sus extremidades inmovilizadas desaparecían. Las pulsaciones de su corazón se hicieron lentas, casi desapercibidas. Su alma se sintió libre.
Entonces ocurrió. Allí, en esa negrura infinita, allí en la noche de los tiempos olvidados, en ese lugar volátil donde los sentidos racionales son ignorados.
Como si todo estuviese predestinado, como si cada célula de su cuerpo estuviera sincronizada para ese momento, sin saber cómo y sin saber por qué, dejó de existir.