15
Jorge Cárdenas H.
Pintor
…”En ningún artista como en José Horacio Betancur fue tan notable la influencia telúrica y en ninguno encontraremos como en él, la fuerte y monstruosa necesidad de enfrentarse a las más grandes moles”…
…”Para la realización de sus trabajos se valió de todos los medios disponibles, hasta el concreto, donde creyó hallar el medio adecuado para sus pensamientos de monumentalidad, confirmándose lo que el extraordinario escultor José Domingo Rodríguez dijo alguna vez: “José Horacio Betancur es el escultor colombiano con mayor capacidad monumental”. Y no se equivocó el gran maestro porque José Horacio ya principiaba a imponer con técnica franca la grandiosidad de sus esculturas”…
En aras de la escultura este artista no vaciló en sacrificarlo todo, hasta conformar una vida que sentía en la potencia del mármol y el concreto, en el vientre de la madera y en las piedras suaves y frágiles. Su actividad era febril, desesperada, y como accionada por una necesidad más fuerte aún que su capacidad misma y los materiales de trabajo. Su obra es pués, un ejemplo insólito de esfuerzo y vigor incontenible, la revelación de un carácter tan rígido como los mismos riscos y montañas nativos donde plasmo en materia definitiva los ancestros y la historia de sus pueblos.
Jose Horacio Betancur, fue un artista en toda la plenitud de la palabra, capaz de hacerle frente al peligro inminente, como lo confirman sus decisiones espontáneas y temerarias. Por esto quizá dijo de él otro escultor que cuando su obra no se imponía por el mérito, él la imponía por la fuerza. El detalle no es interesante como anécdota, sino como manifestación de la convicción que tenía del valor de sus obras.
Observese que la trayectoria escultórica entre nosotros viene de Cano, de Waldo Rodríguez y viene gestándose cuando Cano monta su taller, tiene a los imagineros, que son los Carvajal y después Bernardo Vieco. Escultores que tienen una capacidad de creación grandísima pero con dificultades económicas y sociales igualmente grandes, hasta el extremo de que se tienen que ir. Cano se fue a Bogotá, Tobón Mejía a Paris y Bernardo Vieco a Bogotá; la imaginería siguió haciéndose aquí con la perfección que la hacían los Carvajal. Esa lucha la airea sencillamente Jose Horacio Betancur que no se fue, luchó solo.