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Es el mayor de una humilde familia de 5 hijos, nacido el 2 de julio de 1918 en el corregimiento de San Antonio de Prado, de la ciudad de Medellín, Antioquia, Colombia, sus padres fueron Rafael Betancur y María Ramona Betancur, traído luego y residenciado en las goteras de la ciudad de Medellín como corresponde a todo chico de una familia honesta y pobre; desde pequeño fabricaba caucheras y trompos, diábolos, que eran la admiración de sus amigos.
Sus padres deseosos de que adquiriera una buena educación lo matricularon en la Escuela Superior Industrial de San Juan Bautista de la Salle dirigida por los Hermanos Cristianos (Escuela del Hermano Timoteo) donde estudió hasta quinto de primaria; paralelo a ello, su padre le consiguió empleo en talleres de ebanistería, de electricidad y, finalmente, como vendedor de diversos artículos en un mostrador de Félix de Bedout e hijos, “La Tipografía Bedout” a la edad de 16 años, donde fue mecánico, ebanista, electricista y empleado de mostrador, sus ganancias las partía en ayudar a su familia y en la compra de equipo de cacería, deporte que práctico desde niño al lado de su padre y los amigos de la tipografía, durante toda su vida y la cual se le debe su alto conocimiento de la flora y fauna colombiana. Que demostró en sus escultura y que no ha tenido emulo alguno.
Durante su trabajo en la Tipografía y a la edad de 21 años, en un trozo de naranjo, con la ayuda de una navaja esculpió un hermoso Cristo caído (copia del de la Iglesia de la Candelaria) el que al ver sus compañeros y amigos le aconsejaron que se dedicara a estudiar escultura en el Instituto de Bellas Artes, donde ingresó a la edad de 22 años y allí fue becado por La Sociedad de Mejoras Publicas por su alto rendimiento. Sus profesores de Escultura fueron Gustavo López y Carlos Gómez Castro a los que se les entregó con todo el entusiasmo, fuerza y capacidad de trabajo asimilando tan profundamente sus lecciones que de la noche a la mañana fue nombrado Profesor de Escultura.
A medida que sus estudios ascendían tallaba unas hermosas molduras que vendía a la Bedout y así se hacía a su plata, la que invertía en materiales y para el sustento de su hogar, pues estudiando contrajo matrimonio con su prima María Enriqueta Tamayo Betancur en el año 1941, de cuyo matrimonio hubo cuatro hijos: Dara, José Horacio, Miguel Ángel Nutibara, e Inés de Jesús.
El 20 de agosto de 1942 monto su primer taller Luis XV, en Uribe Ángel por Ayacucho # 48 A 33 del barrio Buenos Aires, con el slogan “lo que el arte logra en madera”, en compañía de su amigo Alberto Fernández, al que un año mas tarde le compraría su parte, para así, dar rienda suelta a su espíritu creador. En 1944 con las ganancias adquiridas compró un terreno y construyo su casa en el barrio Sucre, Calle 57 A #31-40 donde montó el Taller, que fue el laboratorio más heterogéneo: mármol, cemento, granito, piedra blanca y verde, yeso etc., Maquinaria de ebanistería y fundición. Como todos los escultores principiantes hizo muñecos y escandalizo pero su idealismo lo fue estructurando artísticamente y adquirió poco a poco concepciones modernas de la escultura.
Fue profesor además del Instituto de Bellas Artes en el Colegio Sagrado Corazón de Jesús del barrio Miraflores, de donde hubo de retirarse para realizar su obra escultórica. En la Escuela de Artes Plásticas dependencia de la Biblioteca Municipal y en la Biblioteca Santander situada en la Calle Bolivia Nro 45-156 Entre Sucre y El Palo, donde tuvo un semillero de arte que más tarde tomo forma y se consolido cuando fue creada en 1953 la Casa de la Cultura, (hoy Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia) donde fue nombrado profesor y con algunos alumnos formo el primero y único equipo de escultores que ha existido en Antioquia y tal ves en el país.
Estando en la Casa de La Cultura creó las primeras Esculturas Monumentales no oficiales: “La Madremonte” 1953, “La Bachué” 1954, y “El Cacique Nutibara” 1955. Es de anotar que sus obras fueron pagadas por él mismo, no tuvo apoyo del Estado ni de institución alguna y cuando regaló al Municipio de Medellín la escultura en piedra “La Barequera” fue rechazada porque dejaba ver un pezón del cuerpo de la gran minera y hoy está exhibida discretamente en el Museo de Antioquia. Como dice Christian Padilla más adelante en su escrito “El mensaje de piedra”:
“Un escultor que decide hacer monumentos públicos financiados de su propio bolsillo, una actitud desprendida y heroica que vale la pena contrastar con la de aquellos escultores que al no encontrar favorecimiento oficial para hacer sus obras, decidieron comprar caballete y pintura; un camino más fácil y rentable para subsistir…”
Éstas obras y los anteriores relieves gigantescos en madera realizados hacia los años 1946 y 1947 , “Vida en las Montañas de Antioquia”, “Opresión” y “Minería Antigua y moderna“ no hacen ver un José Horacio con ansías monumentales
Confirmándose lo que el extraordinario escultor José Domingo Rodríguez dijo alguna vez: en una tertulia en la que estuvo presente el Maestro Jorge Cárdenas y otros artistas “José Horacio Betancur es el escultor colombiano con mayor capacidad monumental”
Allí en la Casa de la Cultura desarrollo todo su potencial creativo motivando a sus alumnos y a la Sociedad en general en busca de un desarrollo de la escultura americana, sin extranjerismos.
Fue un hombre muy activo, además de sus obras Monumentales ya mencionadas realizó el “El Cristo de los Andes” en 1956 una gigantesca talla en madera (pino) hoy propiedad del Parque Cementerio Jardines Montesacro de la ciudad de Medellín y numerosos bustos de tamaño Heroico de personajes ilustres y de la vida política del país. A más de numerosas esculturas y relieves en madera, piedra, mármol, granito esmerilado, concreto y terracota.
Su prematura muerte ocurrida el 10 de noviembre de 1957, en Porce corregimiento del Municipio de Yolombo, en la Hacienda Normandie, en un absurdo accidente de cacería, nos privo de ver realizados todos sus sueños.