Es evidente que las políticas en favor del acceso abierto, el dar a conocer el significado y las ventajas del open access, y los cambios de hábitos en los investigadores pueden ser factores determinantes para hacer que la documentación científica sea visible, accesible y de mayor impacto.
Como recomendación, los autores deberían intentar, si pueden, publicar en una revista OA, si no es así, publicar, preferiblemente sin ceder exclusivamente el copyright de sus trabajos a la empresa editorial y autoarchivar los ficheros correspondientes. En general, que sean partícipes del cambio que este nuevo paradigma puede suponer para el avance científico universal.
En cuanto a las instituciones públicas, lo más recomendable es el establecimiento de unas políticas claras respecto al acceso y preservación de la producción científica de sus investigadores y favorecer que ésta sea lo más visible y accesible, sin barreras que impidan su recuperación y preservación, así como el establecimiento de los mecanismos de difusión y aprendizaje para que el significado de open access y las vías para alcanzarlo sea familiar entre su comunidad: científicos, profesores, gestores, técnicos y estudiantes.
El acceso en abierto a las publicaciones favorece la visibilidad y la difusión de la investigación, favorece la educación y el desarrollo, rompe las barreras entre países pobres y ricos, hace se recupere parte de la inversión dedicada a la investigación científica. Estas consecuencias del open access no se alcanzarán si no existe un compromiso por todas las partes implicadas en el acceso, difusión y preservación de la investigación y la docencia de nuestros investigadores y profesores. Investigadores, instituciones, gestores de la información y políticos deberían ser conscientes de estas implicaciones y avalar y poner en marcha proyectos que conduzcan a ello.
En ese sentido, las editoriales también pueden contribuir y facilitar el acceso abierto a las publicaciones, sin que por ello sufran pérdidas, recientemente el JISC ha publicado un documento con algunas de las medidas que los editores podrían adoptar para facilitar el cumplimiento de políticas de acceso abierto “verdes”, entre ellas la de implementar políticas editoriales claras sobre el depósito en repositorios, el uso de licencias legibles por máquinas o la inclusión de los metadatos de los datos de la agencia que financia la investigación y código del proyecto, entre otras.
En resumen, la elección por lo “abierto” no se restringe a la cuestión de “acceso abierto sí o acceso abierto no” es una concepción que va más allá de un proyecto individual, hablamos del sistema que conforma los mecanismos, infraestructuras y partes implicadas en la generación de conocimiento.