Capítulo 1: Un cambio fundamental en la educación
Figura 1.6.1 Mayor diversidad de estudiantes – Imagen: © greatinternational students.blogspot.com, 2013
1.6.1 Una mayor diversidad de estudiantes
Probablemente nada ha cambiado más en la educación superior en los últimos 50 años que los propios estudiantes. En “los viejos tiempos”, cuando menos de un tercio de los estudiantes de las escuelas secundarias continuaban su educación superior, la mayoría procedía de familias que también habían ido a la universidad o al instituto terciario. Por lo general, provenían de contextos ricos o al menos financieramente seguros. En concreto, las universidades podían ser selectivas, aceptando a los postulantes con los mejores antecedentes académicos, y por lo tanto tenían más posibilidades alcanzar el éxito. El tamaño de las clases era menor y los profesores tenían más tiempo para enseñar y menos presión para hacer investigación. La experiencia en enseñanza era importante, aunque no tan esencial como ahora; los buenos estudiantes estaban en un entorno en el que tenían muchas probabilidades de tener éxito, incluso si el profesor no era el mejor profesor del mundo. Este modelo “tradicional” sigue vigente en la mayoría de las universidades privadas de élite como Harvard, MIT, Stanford, Oxford y Cambridge y unas pocas instituciones de vanguardia. Sin embargo, en la mayoría de las universidades públicas y los colleges universitarios de los países desarrollados, esta realidad ya no existe (si es que alguna vez existió).
En Canadá, el 28 % de los egresados de la secundaria va a la universidad, otro 20 % va a los colleges universitarios, y la base de estudiantes se ha tornado mucho más diversa (AUCC, 2011). A medida que las jurisdicciones estatales exigen a las instituciones que suban en un 70 % la tasa de ingreso a algún tipo de educación postsecundaria (Ontario, 2011), las instituciones deben incluir a aquellos grupos previamente desatendidos, como las minorías étnicas (en particular, afro-americanos y latinos en los EE.UU.), los nuevos inmigrantes (en los países más desarrollados), estudiantes aborígenes en Canadá y estudiantes con inglés como segundo lengua. Los gobiernos también están presionando a las universidades a aceptar más estudiantes internacionales que pueden pagar matrícula completa o aún más, lo que a su vez se suma la diversidad cultural y de idiomas. En otras palabras, se espera que en las instituciones de enseñanza postsecundaria se represente el mismo tipo de diversidad socio-económica y cultural que en la sociedad en general, en lugar de ser instituciones reservadas para una élite minoritaria.
También veremos que en muchos países desarrollados, los estudiantes universitarios y terciarios son mayores de lo que solían ser y ya no son estudiantes dedicados a tiempo completo al estudio y un poco de diversión (o viceversa). El aumento en el costo de la aranceles y en el costo de vida obliga a muchas estudiantes a tener un trabajo de media jornada, lo que inevitablemente entra en conflicto con los horarios de las clases regulares, incluso si los estudiantes son clasificados formalmente como estudiantes de tiempo completo. Como resultado, los estudiantes necesitan más tiempo para graduarse. En los EE.UU., el tiempo promedio para la finalizar una licenciatura de cuatro años es de siete años ahora. (Lumina Foundation, 2014).
1.6.2 El mercado de la formación continua
El Consejo de Universidades de Ontario (2012) ha señalado que los estudiantes que NO provienen directamente de la escuela secundaria ahora constituyen el 24% de las nuevas matriculaciones, que a su vez está aumentando más rápidamente que el porcentaje de estudiantes que proviene directamente de la escuela secundaria.
Figura 1.6.2 Los estudiantes de formación continua conforman un mercado cada vez más importante. Imagen: © Evolllution.com, 2013
Sin embargo, es importante alentar y apoyar económicamente a estos estudiantes que necesitan seguir siendo competitivos en una sociedad basada en el conocimiento. Especialmente, porque las tasas de natalidad están decreciendo y la expectativa de vida va en aumento; en algunas jurisdicciones el número de estudiantes graduados que vuelven para tomar cursos de formación continua pronto superará el número de estudiantes que viene directamente de la escuela secundaria.
1.6.3 Los nativos digitales
Otro factor que diferencia a los estudiantes de hoy es la inmersión y la facilidad de uso de la tecnología digital y en particular de las redes sociales: mensajería instantánea, Twitter, videojuegos, Facebook y toda una serie de aplicaciones (apps) que se ejecutan en una variedad de dispositivos móviles como iPads y teléfonos móviles. Estos estudiantes están constantemente “conectados”. La mayoría de los estudiantes que llegan a la universidad o al terciario están inmersos en los medios sociales, y gran parte de su vida gira en torno a estos medios de comunicación. Algunos como Mark Prensky (2001) sostienen que los nativos digitales piensan y aprenden fundamentalmente diferente como resultado de esa inmersión en los medios digitales y esperan usar los medios sociales en todos los demás aspectos de su vida. ¿Por qué su experiencia de aprendizaje tiene que ser diferente? Vamos a explorar más a fondo este aspecto en la Sección 2 del Capítulo 8.
1.6.4 Del elitismo al éxito
Muchos de los profesores con más antigüedad añoran los viejos tiempos cuando eran estudiantes. Aún en los años 60 cuando la Robbins’ Commission recomendó la expansión de las universidades en Inglaterra, sus autoridades afirmaban que “más era menos”. Aunque el ideal Socrático de profesor de las universidades públicas que compartía su conocimiento con un pequeño grupo de estudiantes dedicados bajo un árbol de tilo ya no exista, tal vez sea posible a nivel de posgrado, sin embargo es poco probable que se pueda volver a aquellas instituciones públicas de educación postsecundaria (a excepción de Inglaterra, donde el gobierno de Cameron parece volver el reloj a los años 50). La masificación de la educación superior, para el espanto de los tradicionalistas, abrió la academia hacia su decadencia. Sin embargo, hemos visto que esto se debe tanto a cuestiones económicas como de movilidad social.
Las implicaciones de estos cambios en el estudiantado son profundas tanto para la universidad como para la enseñanza universitaria. Hace un tiempo, los profesores de matemáticas alemanes solían enorgullecerse de que sólo del 5-10 % de sus estudiantes aprobaban sus exámenes. El nivel de dificultad era tan alto que sólo pasaban los sobresalientes. El pequeño porcentaje de aprobación mostraba lo rigurosa que era su enseñanza. Era responsabilidad de los estudiantes no de los profesores alcanzar el nivel requerido. Este puede ser aún el objetivo de los estudiantes de investigación de alto nivel, sin embargo hoy en día las universidades tienen un propósito algo diferente y que consiste en garantizar, en la medida de lo posible, que el mayor número posible de estudiantes universitarios se gradúen adecuadamente calificados para la vida en una sociedad basada en el conocimiento. No podemos darnos el lujo de descartar el 95 % de los estudiantes, ni ética ni económicamente. En cualquier caso, los gobiernos toman como referencia cada vez más las tasas de finalización de estudios y de graduación como indicadores clave de rendimiento que influyen en la financiación.
Es un gran reto para las instituciones y los docentes lograr que el mayor número posible de estudiantes tenga éxito, dada la gran diversidad del alumnado. Se necesita focalizar en los métodos de enseñanza que favorecen el avance del estudiante, mayor individualización del aprendizaje y modalidades de distribución más flexibles para hacer frente al reto que plantea el alumnado cada vez más diverso. Estos desarrollos ponen mucha más responsabilidad sobre los hombros de los profesores e instructores (también estudiantes) y requieren de un alto nivel de experticia docente.
Afortunadamente, en los últimos 100 años se han realizado muchas investigaciones sobre cómo aprenden las personas, y una gran cantidad de estudios sobre los métodos de enseñanza que conducen al éxito del estudiante. Desafortunadamente, las investigaciones no son conocidas o aplicadas por la gran mayoría de los instructores en las universidades e institutos, quienes dependen principalmente de los métodos de enseñanza que eran quizás adecuados en pequeñas clases y con estudiantes de élite, pero que ya no son apropiados hoy en día (ver, por ejemplo, Christensen Hughes and Mighty, 2010). Es por esto, que se necesitan enfoques de enseñanza diferentes, y un mejor uso de la tecnología para ayudar a los instructores a aumentar su eficacia en las clases con alumnado diverso.
Actividad 1.6 Tratar con la diversidad
- ¿Qué cambios ha notado en sus estudiantes, si ha notado alguno? ¿En qué difiere su respuesta a mi análisis?
- ¿De quién es la responsabilidad de asegurar que los estudiantes tengan éxito? ¿En qué medida la diversidad de los estudiantes coloca más responsabilidad en los profesores e instructores?
- ¿Concuerda que “más es menos”? Si es así ¿qué alternativas propondría usted para la educación superior?
- ¿En su país/estado existe un balance entre la oferta de formación académica y la técnica o vocacional? ¿No cree que se pone mayor énfasis en las universidades y no lo suficiente en las escuelas técnicas o vocacionales?
Referencias
AUCC (2011) Trends in Higher Education: Volume 1-Enrolment Ottawa ON: Association of Universities and Colleges of Canada
Christensen Hughes, J. and Mighty, J. (2010) Taking Stock: Research on Teaching and Learning in Higher Education Montreal and Kingston: McGill-Queen’s University Press
Council of Ontario Universities (2012) Increased numbers of students heading to Ontario universities Toronto ON: COU
Lumina Foundation (2014) A Stronger Nation through Higher Education Indianapolis IN: The Lumina Foundation for Education, Inc.
Prensky, M. (2001) “Digital natives, Digital Immigrants” On the Horizon Vol. 9, No. 5
Robbins, L. (1963) Higher Education Report London: Committee on Higher Education, HMSO