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Desde que tenía cinco años, Cachirulo había escuchado de sus padres, la historia de un lugar junto al mar en donde se celebraban unas fiestas extraordinarias. Allí la gente reía todo el tiempo, celebraba y sentía la vida como una fiesta. Después de la muerte de sus padres, al cumplir 15 años, Cachirulo llegó por accidente a Salgar, las mejores playas del Atlántico, conoció allí a Maricuya y a Rita, la primera la cocinera de las mejores sopas de la región y la segunda la reina de la tercera edad de los pre carnavales, una mujer alegre y vivaracha. Las dos excelentes anfitrionas, dieron posada al joven Cachirulo y a su tío Ramandy, quien lo llevó a aventurar.