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Al llegar al Salgar el joven se fue a conocer el mar, lloró ante su inmensidad, recordando a sus padres e imaginando en qué lugar del universo podrían estar. sólo supo de la desaparición del avión en que la pareja viajaba a celebrar sus quince años de casados. No obtuvo respuesta , sólo el sabor salubre de la gota de agua que se metió en su boca lo despertó de ese letargo en el que había caído. Volvió en si y se dirigió a Barranquilla.