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Después de unos minutos, la figura de Kirigiri Kyouko desapareció de la azotea.

Riiiip, riiiip. Se escuchó un extraño sonido como si algo estuviera siendo rasgado en el patio del Distrito Este.

— “¡Ta daaaa! ¡Una pistola eléctrica!’’ Una chica de secundaria sostenía algo como una pistola en sus manos. La chica miró por encima de los dos guardias de seguridad que habían colapsado uno encima del otro. Como había caído boca abajo, se podía ver un pequeño cable salir de su espalda que estaba conectado con la pistola que la chica sostenía.

— “¡Hey, hey!” Gritó cuando apretó el gatillo.

Riiiiiiiip, riiiiiiip, riiiiiiiip.

Junto con el intenso sonido, los cuerpos ya inconscientes temblaron y se sacudieron violentamente.

— “… ¡Ajajaja!” Cuando la chica miro los cuerpos, tenía una loca y extasiada sonrisa en su rostro.

Enoshima Junko.

No llevaba maquillaje, como si apenas acabara de salir de la cama bostezó ruidosamente. Otra vez sostuvo en sus manos un arma de defensa personal conocida como pistola eléctrica. Un cable delgado salió fuera de la pistola hasta su objetivo y a través de ese cable, se produjo un choque de electricidad.

Normalmente tal arma no causaría la muerte de una persona, pero ella la había modificado, así que era más poderosa, por lo tanto, no era extraño que la gente muriera debido a ella.

En realidad, solo era para asegurarse de tener una ventaja.

Era su arma de autodefensa para la desesperación.

Después de haber jugado durante un tiempo con la pistola eléctrica, terminó aburriéndose y con sus manos agarró el cable y lo llevó dentro de una bolsa. Entonces arrugó la bolsa y se deshizo de ella arrojándola en un cubo de basura que estaba cerca.

— “Bueno, supongo que esto habrá bastado para encargarme de ellos. Ese travesti de Kindaichi-kun[1] debe haberse metido en alguna parte… Upupu, ¿me pregunto si lucharemos más tarde?”

La chica se dio unas palmaditas bajo su pecho y caminó majestuosamente a través del patio hacia a la torre del reloj. Ella no se molestó en ocultarse bajo las sombras, sino que trato de mostrarse de una forma que dijera ‘¡Aquí estoy, mírenme!’. Por supuesto, si alguien se atrevía a mirar ella solo lo mataría, por muy siniestro que resultara.

— “De todas formas, ese travesti de Conan-chan[2] está tratando de involucrarse, ¿o no? Bien, es culpa del director por entrometerse… Pero, yo no contaba con su participación en este escenario. Bueno, entonces, ¿qué haré? Es interesante que ella haya llegado hasta aquí y todo, pero podría obstaculizar mi plan tan bien orquestado… ¡Oh no, querida, querida, querida, querida, querida, querida!”

La chica parecía derrumbarse cuando se detuvo y miró frente a ella, hacia los escombros de los escritorios en el suelo. Cuando vio los restos de metal, su cruel sonrisa pareció derretirse de su cara.

— “…No hay ningún cadáver.” Sus palabras se sentían tan pesadas que parecían que cayeran de su boca. “Sucedió de nuevo…Ésta es una muestra de la inducción de la desesperación. Es tan desesperante que es como si fuera sacado de un sueño…” Su rostro se torció en una sonrisa.

Cuando Enoshima se echó a reír, pateó la silla plegable que estaba a sus pies. No pareció que la pateara con mucha fuerza, pero la silla voló a unos pocos metros de distancia hacia una de las luces y como si fuera una pelota de ping-pong, voló hasta el cielo.

Así como desapareció aquel sonido que resonó aquella noche en el patio, también desapareció la figura de la chica llamada Enoshima Junko.

Como una sombra.