El modelo de memoria de tres etapas es un modelo de memoria tradicional pero que prevalece. Sin embargo, cabe señalar que también es un modelo todavía en desarrollo por los científicos (neuro)cognitivos. En el modelo, hay tres tipos de memoria: 1) Memoria sensorial, 2) Memoria (de Trabajo) a corto plazo (MCP), 3) Memoria a largo plazo (MLP).
La memoria sensorial es un proceso automático relacionado con la percepción. «La memoria sensorial se refiere al almacenamiento automático y transitorio de las características sensoriales de los estímulos entrantes para su posterior integración con los estímulos presentados previamente y/o la información recordada» (Alain, Woods y Knight, 1998).
Nuestros sentidos recogen constantemente información de nuestro entorno. Esta información está siempre disponible para nosotros. Cuando movemos nuestra atención (foco) o uno de los sentidos atrae a nuestra atención, nos hacemos conscientes de esa información. Esta conciencia indica que la información sensorial se ha movido a nuestra memoria de trabajo (que es parte de MCP).
En cualquier momento podemos mover nuestra atención a cualquiera de nuestros sentidos para comprobar la información entrante. La memoria a corto plazo (MCP) «refleja las facultades de la mente humana que pueden contener una cantidad limitada de información en un estado muy accesible temporalmente» (Cowan, 2008).
La memoria de trabajo «es el mantenimiento a corto plazo de la información en ausencia de entrada sensorial» (Eriksson, Vogel, Lansner, Bergström y Nyberg, 2015). «La memoria de trabajo incluye la memoria a corto plazo y otros mecanismos de procesamiento que ayudan a utilizar la memoria a corto plazo» (Cowan, 2008). En otras palabras, la memoria de trabajo es una parte de la memoria a corto plazo y se refiere a la información contenida en la MCP que mantenemos y manipulamos activamente.
La MLP es «un vasto almacén de conocimientos y un registro de acontecimientos anteriores» (Cowan, 2008). «La memoria a largo y a corto plazo podría diferir de dos maneras fundamentales, ya que sólo la memoria a corto plazo demuestra (1) el decaimiento temporal y (2) los límites de la capacidad de los trozos». (Cowan, 2008). En otras palabras, la MLP no se descompone tan rápidamente como la MCP ni existe un límite claro de cuánta información se puede almacenar en la MLP.
¿Cómo sabemos que la memoria a corto y largo plazo son distintas? Porque se ha podido bloquear selectivamente la formación de la memoria a corto o largo plazo sin afectar a la otra (Cammarota, M., Bevilaqua, Medina e Izquierdo, 2007). Por ejemplo, al bloquear los receptores de los neurotransmisores, la MCP puede verse afectada, pero la MLP sigue estando actualizada. También, al interferir con la síntesis de proteínas, la MCP puede formarse pero la MLP no se crea ni se actualiza. La distinción en los tipos de memoria también se muestra en los diferentes tipos de amnesia (Squire y col., 2015). «La amnesia anterógrada es una pérdida de la capacidad de crear nuevos recuerdos después del acontecimiento que causó la amnesia, lo que lleva a una incapacidad parcial o completa de recordar el pasado reciente, mientras que los recuerdos a largo plazo anteriores al acontecimiento permanecen intactos. Esto contrasta con la amnesia retrógrada, en la que los recuerdos creados antes del acontecimiento se pierden mientras que los nuevos recuerdos pueden seguir creándose» («Amnesia anterógrada», s.f.)
¿Por qué nuestro cerebro tiene sistemas de memoria a corto y largo plazo distintos? La MCP y el MLP sirven para diferentes propósitos en nuestro sistema de supervivencia (Fuster y Bressler, 2015). La memoria a corto plazo nos permite adaptarnos rápidamente a experiencias novedosas. Dado que vivimos en un entorno dinámico e incierto y nos encontramos regularmente con información novedosa, esta es una capacidad crítica. Por otro lado, la memoria a largo plazo nos permite pre-adaptarnos eficazmente a las experiencias futuras. «La utilidad biológica de la memoria proviene de su capacidad para modificar el comportamiento futuro basado en la experiencia pasada» (Kukushkin y Carew, 2017). Podemos identificar patrones en nuestro entorno y mejorar la eficiencia y eficacia de nuestras reacciones (Schacter, Addis y Buckner, 2007)
Memoria a Corto Plazo (Memoria de Trabajo) (MCP, MT) características (Kukushkin y Carew, 2017; Eriksson et al., 2015; Kandel, Dudai, y Mayford, 2014)
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Memoria a Largo Plazo (MLP) características (Kukushkin y Carew, 2017; Eriksson y col., 2015; Kandel, Dudai, y Mayford, 2014)
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Referencias
- Alain, C., Woods, D. L., y Knight, R. T. (1998). A distributed cortical network for auditory sensory memory in humans. Brain research, 812(1-2), 23-37.
- Cowan, N. (2008). What are the differences between long-term, short-term, and working memory?. Progress in brain research, 169, 323-338.
- Eriksson, J., Vogel, E. K., Lansner, A., Bergström, F., y Nyberg, L. (2015). Neurocognitive architecture of working memory. Neuron, 88(1), 33-46.
- Cowan, N. (2008). What are the differences between long-term, short-term, and working memory?. Progress in brain research, 169, 323-338.
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- Cammarota, M., Bevilaqua, L. R., Medina, J. H., y Izquierdo, I. (2007). 10 Studies of Short-Term Avoidance Memory. Neural plasticity and memory: from genes to brain imaging, 193.
- Squire, L. R., Genzel, L., Wixted, J. T., y Morris, R. G. (2015). Memory consolidation. Cold Spring Harbor perspectives in biology, 7(8), a021766.
- Anterograde amnesia. (n.d.). In Wikipedia. Retrieved May 15, 2020, from https://en.wikipedia.org/wiki/Anterograde_amnesia)
- Hunkin, N., Parkin, A., Bradley, V., Burrows, E., Aldrich, F., Jansari, A., y Burdon-Cooper, C. (1995) Focal retrograde amnesia following closed head injury: A case study and theoretical account, Neuropsychologia, 33(4) 509-523. doi:10.1016/0028-3932(94)00136-D
- Kukushkin, N. V., y Carew, T. J. (2017). Memory Takes Time. Neuron, 95(2), 259-279.
- Eriksson, J., Vogel, E. K., Lansner, A., Bergström, F., y Nyberg, L. (2015). Neurocognitive architecture of working memory. Neuron, 88(1), 33-46.
- Kandel, E. R., Dudai, Y., y Mayford, M. R. (2014). The molecular and systems biology of memory. Cell, 157(1), 163-186.
- Fuster, J. M., y Bressler, S. L. (2015). Past makes future: role of pFC in prediction. Journal of cognitive neuroscience, 27(4), 639-654.
- Fuster, J. M. (2009). Cortex and memory: emergence of a new paradigm. Journal of cognitive neuroscience, 21(11), 2047-2072.
- Schacter, D. L., Addis, D. R., y Buckner, R. L. (2007). Remembering the past to imagine the future: the prospective brain. Nature reviews neuroscience, 8(9), 657-661.