3.3 Clases magistrales: aprender escuchando
Figura 3.3.1 La clase magistral es una de las formas más tradicionales de enseñanza presencial. Imagen: Lecture Hall, Baruch College, New York City – Wikipedia
3.31 Definición
“[Clase magistral] consiste en la exposición más o menos continua de un orador con el objetivo que el público aprenda algo.”
Bligh, 2000
Esta definición específica es importante ya que excluye contextos en los que una clase magistral es diseñada deliberadamente para ser interrumpida por preguntas o el debate entre profesores y estudiantes. Esta forma más interactiva de clase será tratada en la próxima sección (Capítulo 3, Sección 4).
3.3.2 El origen de la clase magistral
Las clases magistrales pueden remontarse tan lejos como la Antigua Grecia y Roma y de hecho al comienzo de la universidad europea en el siglo XIII. El término “lecture” viene del latín, que significa lectura. En el siglo XIII, la mayoría de los libros eran extremadamente escasos. Eran cuidadosamente hechos a mano e ilustrados por los monjes, a menudo a partir de fragmentos o colecciones antiguas y valiosos papiros de los antiguos griegos o romanos, o traducciones de fuentes árabes, ya que gran parte de la documentación fue destruida en Europa durante la Edad Media tras la caída del imperio romano. Como resultado, la universidad tenía a veces una sola copia de un libro, que podía ser la única copia disponible en el mundo. Es por esto que la biblioteca y su colección se convirtieron en una pieza fundamental para la reputación de una universidad, y los profesores tenían que pedir prestado el único texto de la biblioteca y leer literalmente desde ahí a sus estudiantes, que diligentemente escribían su propia versión de la clase.
Las clases magistrales o conferencias pertenecen a la tradición oral del aprendizaje, cuando el conocimiento se pasaba de boca en boca, de una generación a la siguiente. En tales contextos, la precisión y la autoridad (o el poder de controlar el acceso al conocimiento) eran decisivos para que el conocimiento “aceptado” fuera transmitido con éxito. De este modo, la memoria precisa, la repetición y la referencia a las fuentes reconocidas eran muy importantes en términos de la validación de la información transmitida. Las grandes sagas de los antiguos griegos y, mucho más tarde, de los Vikingos, eran ejemplos del poder de la transmisión oral del conocimiento, y continúan incluso hasta la actualidad a través de los mitos y las leyendas de muchas comunidades indígenas.
Figura 3.3.2 Un clase magistral medieval: El artista Laurentius de Voltolina; Liber ethicorum des Henricus Germany; Kupferstichkabinett SMPK, Berlín / Staatliche Museen Preussiischer Kulturbesitz, Min. 1233
Esta ilustración de un manuscrito del siglo XIII muestra a Henry de Alemania dando una conferencia a los estudiantes universitarios en Bolonia, Italia, en 1233. Lo sorprendente aquí es la similitud de todo el contexto a las clases de hoy, con los estudiantes que toman notas, algunos hablando en la parte de atrás, y uno claramente dormido. De hecho, si Rip Van Winkle se despertara en una sala de clase moderna después de 800 años, sabría exactamente dónde estaba y qué estaba sucediendo.
Sin embargo, el formato de la clase magistral ha sido cuestionado por muchos años. Samuel Johnson (1709-1784) hace más de 200 años, dijo de las clases magistrales o conferencias:
“La gente tiene actualmente… una extraña opinión de que todo debe ser enseñado por medio de clases o conferencias. No puedo ver que las conferencias pueden hacer tanto bien como la lectura de los libros de los cuales se toman el contenido para las clases o conferencias… Las clases fueron útiles en el pasado, pero ahora, cuando todos pueden leer, y los libros son tan numerosos, las clases son innecesarias.”
Boswell, 1791
Es notable que incluso después de la invención de la imprenta, la radio, la televisión e Internet, la clase magistral transmisiva caracterizada por un instructor autorizado a hablar con un grupo de estudiantes, siga siendo el método dominante de enseñanza en muchas instituciones, incluso en la era digital, donde la información está disponible a un clic de un botón. Se podría argumentar que cualquier cosa que haya durado tanto debe tener algo que valga la pena. Por otro lado, hay que preguntarse si la clase transmisiva sigue siendo el medio más adecuado de enseñanza, teniendo en cuenta todos los cambios que han tenido lugar en los últimos años y, en particular teniendo en cuenta los tipos de conocimiento y competencias necesarias en la era digital.
3.3.3 ¿Qué nos dice la investigación sobre la eficacia de las clases magistrales?
Cualquiera sea la opinión que usted tenga sobre Samuel Johnson, hay mucha investigación sobre la eficacia de la clase magistral que se remonta a la década de 1960, y aún continua hasta el día de hoy. Bligh (2000) es uno de los investigadores más reconocidos que ha analizado el tema. Hizo un resumen y meta-análisis de diversos estudios sobre la eficacia de las clases en comparación con otros métodos de enseñanza y encontró resultados consistentes:
- la clase magistral es tan eficaz como otros métodos de transmisión de la información (el corolario es que, por supuesto, otros métodos -como el video, la lectura, el estudio independiente, o la Wikipedia- son tan eficaces como las clases magistrales o conferencias para la transmisión de información);
- la mayoría de las clases magistrales no son tan eficaces como el debate para la promoción del pensamiento;
- las clases magistrales generalmente son ineficaces para el cambio de actitudes o valores o para inspirar interés en un tema;
- las clases magistrales son relativamente ineficaces para la enseñanza de competencias de comportamiento.
Bligh también examinó la investigación sobre la atención del estudiante, la memorización y la motivación, y llegó a la conclusión que (p.56):
“Hay evidencias… para suponer una vez más que las clases o conferencias no deben tener más de veinte a treinta minutos de duración -cuando se apliquen técnicas para variar la estimulación-.”
Estos estudios de investigación han demostrado que con el fin de comprender, analizar, aplicar y retener información en la memoria a largo plazo, el alumno debe participar activamente con el material. Para que una clase sea eficaz, debe incluir actividades que obligan al estudiante a manipular mentalmente la información. Muchos profesores del curso hacen esto, al detener y pedir comentarios o preguntas durante la clase -pero muchos no lo hacen-.
Una vez más, aunque estos hallazgos han estado disponibles desde hace mucho tiempo, y los videos de YouTube ahora tienen una duración de aproximadamente ocho minutos y en las TED Talks de 20 minutos como máximo, en muchas instituciones educativas todavía la clase tiene una duración de 50 minutos o aún más, y si los estudiantes tienen suerte tendrán unos pocos minutos al final para preguntas o debate. Hay dos importantes conclusiones de las investigaciones realizadas:
- el único propósito para el cual las clases magistrales o conferencias pueden ser eficaces es la transmisión de información. La clase magistral de 50 minutos debe estar bien organizada, con frecuentes oportunidades para que el estudiante pueda realizar preguntas y debatir;
- para todas las demás actividades de aprendizaje, como el desarrollo del pensamiento crítico, la comprensión profunda, y la aplicación del conocimiento, el tipo de competencias necesarias en la era digital, las clases magistrales son ineficaces. Otras formas de enseñanza y aprendizaje son necesarias como los espacios para el debate o para realizar actividades.
3.3.4 ¿Las nuevas tecnologías le dan más relevancia a las clases magistrales?
En estos años, las instituciones han hecho inversiones masivas para incorporar tecnologías de apoyo a las clases. Presentaciones de Powerpoint, múltiples proyectores y pantallas, pulsadores/clickers de respuesta para el registro de las respuestas de los estudiantes, incluso canales de chat “back-chat” en Twitter, que les permiten a los estudiantes hacer comentarios en tiempo real sobre la clase -o sobre el profesor (sin duda la peor forma de tortura para el orador). Todos estos métodos se han utilizado. A los estudiantes se les pedía que trajeras sus tablets o computadoras a la clase, y las universidades en particular, han invertido millones de dólares en la remodelación de sus instalaciones. Sin embargo, es como maquillar a un chanchito. La esencia de la clase sigue siendo la transmisión de información, que es lo disponible actualmente y en la mayoría de los casos, disponible de manera libre en otros formatos y en formatos más atractivos para los estudiantes.
Trabajé en un colegio donde para una asignatura todos los estudiantes tenían que llevar computadoras portátiles a clase ya que se proponían algunas actividades relacionadas con el tema del día que los estudiantes debían realizar durante la clase. Sin embargo, en la mayoría de los casos, estas actividades tomaban menos del 25% del tiempo de la clase. La mayor parte del tiempo, los estudiantes hablaban entre ellos, y como resultado utilizaban sus PC portátiles para otras actividades, principalmente no académicas, como jugar al póquer online.
Con frecuencia, los profesores se quejan de que sus estudiantes usan sus teléfonos móviles o tabletas para actividades que “no son relevantes” para la clase. Sin embargo, esta afirmación omite un punto principal. Si la mayoría de los estudiantes tiene teléfonos móviles o computadoras portátiles, ¿por qué tienen que ir físicamente al aula o a la sala de conferencias? ¿Por qué no pueden descargar un podcast o un video sobre la clase? En segundo lugar, si vienen a clase, ¿por qué los profesores no les proponen que utilicen sus teléfonos móviles, tabletas, computadoras portátiles con otros fines, como por ejemplo la búsqueda de fuentes? ¿Por qué no arman grupos pequeños de estudiantes y les proponen que realicen una investigación online sobre el tema y luego compartan sus respuestas con el resto de la clase? Si se ofrecen clases magistrales, el objetivo debe ser que la clase sea motivadora y los involucre de manera tal que no puedan distraerse con otras actividades en línea no académicas.
3.3.5 ¿Las clases magistrales no tienen espacio en la era digital?
Las clases magistrales o conferencias todavía tienen vigencia. Un ejemplo es una clase o conferencia inaugural para presentar a un investigador recién designado a la que asistí. En esta conferencia, el profesor ofreció un resumen de la investigación que él y su equipo habían hecho sobre tratamientos para varios tipos de cáncer y otras enfermedades. Esta fue una conferencia pública, así que tuvo que satisfacer no sólo a otros investigadores líderes en el área, sino también a un público lego con frecuencia sin conocimientos previos sobre ciencia. Lo hizo mediante el uso de excelentes apoyos visuales y analogías. Luego de la conferencia se ofreció una pequeña recepción con vino y queso para el público.
Esta conferencia fue exitosa por varias razones:
- en primer lugar, era una ocasión de celebración que reunió a la familia, colegas y amigos;
- en segundo lugar, fue una oportunidad para presentar 20 años de investigación en un relato simple y coherente;
- tercero, la conferencia fue presentada utilizando de manera adecuada gráficos y videos;
- por último, se trabajó en la preparación de esta conferencia y se pensó en la audiencia a la que iba dirigida -se preparó mucho más de lo que hubiera sido preparar una clase o conferencia para un curso-.
McKeachie y Svinicki (2006, p. 58) creen que dar una clase magistral o conferencia es especialmente útil para:
- presentar material actualizado que no puede encontrarse en una sola fuente;
- sintetizar material encontrado en diferentes fuentes;
- adaptar material a los intereses de un grupo particular;
- ayudar inicialmente a los estudiantes a descubrir conceptos, principios o Ideas Claves;
- modelar el pensamiento experto.
El último punto es importante. Los profesores generalmente argumentan que el valor real de una conferencia es proporcionar un modelo para los estudiantes de cómo un académico, en calidad de experto, se acerca a un tema o problema. De esta manera, el punto importante de la conferencia no es la transmisión de contenidos (hechos, principios, ideas), que los estudiantes podrían obtener leyendo, sino una manera experta de pensar en el tema. El problema con este argumento tiene tres aspectos:
- los estudiantes rara vez son conscientes de que este es el propósito de la conferencia, y por lo tanto se centran en la memorización de los contenidos, en lugar del “modelado” del pensamiento experto;
- los profesores no son explícitos sobre la forma en que hacen el modelado (o no pueden ofrecer otras formas en que se podría utilizar el modelado, para que los estudiantes puedan comparar y contrastar);
- los estudiantes no tienen la práctica para modelar esta competencia, aún cuando son conscientes del modelado.
Quizás lo más importante, de acuerdo a las sugerencias de McKeachie y Svinicki es pensar ¿no sería mejor que los estudiantes, en lugar de los profesores, hagan estas actividades en la era digital?
Sí, ya que hay pocas ocasiones en que las clases magistrales o conferencias funcionan muy bien. Sin embargo, en la era digital la clase magistral no debe ser el modelo por defecto para la enseñanza regular. Hay muchas maneras de enseñar que darán mejores instancias de aprendizaje en un curso o programa.
3.6 ¿Por qué las clases magistrales o conferencias siguen siendo la principal forma de transmisión de la educación?
Teniendo en cuenta todo lo anterior, se deben destacar las razones que justifican su permanencia en el siglo XXI. Aquí van algunas sugerencias:
- en muchas áreas educativas, la clase magistral o conferencia ya ha sido substituida, en particular en muchas escuelas elementales o primarias;
- la inercia de la arquitectura: las instituciones han realizado grandes inversiones para apoyar el modelo de clase magistral o conferencia. ¿Qué sucedería si estas instalaciones no fueran utilizadas? (Como dijo Winston Churchill, “nosotros damos forma a nuestros edificios y luego nos dan forma a nosotros.”);
- en América del Norte, la entidad educativa Carnegie se basa en la noción de un crédito por una hora de clase por semana en un período de 13 semanas. Es fácil entonces, un curso de tres créditos tendrá 39 clases de una hora en las que se debe cubrir el plan de estudios del curso. Sobre esta base se define la carga de enseñanza y recursos;
- los profesores de educación postsecundaria no tienen otro modelo de enseñanza. Este es el modelo al que están acostumbrados y se debe a que las designaciones tienen en cuenta su formación en investigación o la experiencia laboral, y no en sus condiciones para la enseñanza. No tienen idea como sus estudiantes aprenden, tampoco tienen confianza o experiencia con otros métodos de enseñanza;
- muchos expertos prefieren la tradición oral de la enseñanza y el aprendizaje, ya que refuerza su rol de experto y de fuente de conocimiento; al tener la atención de otras personas, que escuchan sus ideas sin interrupción en la hora de clase es muy satisfactorio a nivel personal (al menos para mí cuando estoy dando conferencias).
- Ver el Escenario C al comienzo de este capítulo.
3.3.7 ¿Hay futuro para la clase magistral en la era digital?
Eso depende de cuán lejano está el futuro al que nos referimos. Cuando los profesores e instructores tuvieron que aplicar la enseñanza en línea durante la pandemia, la mayoría simplemente traslado sus clases en línea. Teniendo en cuenta la inercia del sistema, las clases de transmisión tenían más posibilidades de predominar durante otros diez años, pero después, en la mayoría de las instituciones, los cursos basados en tres clases de una hora a la semana durante 13 semanas tienen probabilidades de desaparecer. Hay varias razones para que esto suceda:
- el contenido puede ser fácilmente digitalizado y estar disponible bajo demanda por un costo muy bajo (ver Capítulo 11);
- las instituciones harán mayor uso de los videos dinámicos (no de oradores hablando frente a la cámara o “talking heads”) para las demostraciones, simulaciones, animaciones, etc. Por lo tanto, los contenidos serán multimedia;
- tercero, los libros abiertos incorporarán componentes multimedia y las actividades proveerán el contenido, la organización y la interpretación que son propias de todas las clases;
- por último y más importante es que la prioridad de la enseñanza se diferenciará de la transmisión de información y la organización de la gestión del conocimiento, donde los estudiantes tendrán la responsabilidad de buscar, analizar, evaluar, compartir y compartir el conocimiento, bajo la dirección de expertos en la materia. El aprendizaje basado en proyectos, el aprendizaje colaborativo y el aprendizaje situacional o experiencial serán más predominantes. También muchos instructores preferirán utilizar el tiempo que habrían utilizado en una serie de clases o conferencias para proveer apoyo más directo, individual a los estudiantes y a los grupos de estudio, logrando así un contacto más cercano con los estudiantes.
Esto no quiere decir que las clases magistrales o conferencias van a desaparecer por completo, sino que serán eventos especiales, y probablemente serán multimedia, sincrónicos y asincrónicos. Estos eventos especiales podrán incluir:
- el resumen de una investigación;
- la introducción a un curso;
- un encuentro en la mitad del curso para resolver problemas o dificultades comunes, o
- el cierre de un curso.
Las clases darán a los instructores la oportunidad de hacerse conocidos, de transmitir sus intereses y entusiasmo, y para motivar a los estudiantes, pero este será sólo uno de los componentes de una experiencia de aprendizaje mucho más amplia para los estudiantes.
Ver Christine Gross-Loh, 2016 para tener una perspectiva diferente sobre el rol y el futuro de la clase magistral.
Referencias
Boswell, J. (1791), The Life of Samuel Johnson, New York: Penguin Classics (edited by Hibbert, C., 1986)
Gross-Loh, C. (2016) Should colleges really eliminate the college lecture? The Atlantic, 14 July
McKeachie, W. and Svinicki, M. (2006) McKeachie’s Teaching Tips: Strategies, Research and Theory for College and University Teachers Boston/New York: Houghton Mifflin
Actividad 3.3 El futuro de la clase magistral
- ¿Está de acuerdo que las clases magistrales o conferencias han desaparecido o pronto lo estarán?
- Observe las competencias necesarias en la era digital descriptas en el Capítulo 1. ¿Cuál de estas competencias se desarrollan en sus clases? ¿Sus clases necesitan rediseñarse o modificarse para lograrlo?, y si es así, ¿cómo?
Para escuchar mi respuestas a la segunda pregunta haga clic en el podcast a continuación:
AUDIO – Escuche este podcast en ES
TEXTO – Lea este podcast en ES 3.3
Comparto mis comentarios sobre la actividad que pregunta qué competencias se identificaron en el capítulo 1, y si el método de las clases magistrales es el mejor método para desarrollar tales competencias.
Consideremos primero las competencias de comunicación. Considero que las clases magistrales son apropiadas para ayudar a los estudiantes a comprender cómo construir un buen argumento, y a proveer evidencia para esos argumentos, tanto en la ciencia como en las humanidades. Sin embargo, no será tan apropiada para enseñar cómo comunicar esos argumentos. Posiblemente será al finalizar la clase, a través de sus tareas como ensayos, sonetos, es que tengan que poner en práctica esas competencias.
Si consideramos la competencia del aprendizaje autónomo, probablemente la clase magistral no sea un buen método para enseñar y aprender esas habilidades porque se indica a los estudiantes lo que tienen que aprender.
En términos de la ética y la responsabilidad, si se enseña a través de una conferencia, es muy similar a los predicadores que dan sermones. No estoy muy seguro cuán efectiva es. Será efectiva si el público cree lo que escucha, pero si no cree, estimo que no convencerá a muchas personas. Lo interesante es cuando una clase magistral o una conferencia ayuda a desarrollar diferentes competencias de pensamiento. Puede ayudar a desarrollar la comprensión, que en términos de la taxonomía de Bloom, es el nivel más elevado del aprendizaje.
El pensamiento crítico es un punto interesante para debatir. Si las clases magistrales o conferencias son efectivas para desarrollar el pensamiento crítico, considero que dependerá mucho del profesor. Dependerá de cómo ofrece otros puntos de vista, y si permite a los estudiantes participar en debates considerando diferentes alternativas.
La resolución de problemas es posible en una conferencia. Se puede demostrar como resolver, pero nuevamente los estudiantes tendrán que complementar fuera de la conferencia la práctica de esa habilidad.
La última, la gestión del conocimiento. Creo que el que realiza la gestión del conocimiento es el instructor. Es el instructor quien está analizando, relacionando y aplicando la información, mientras que los estudiantes de manera pasiva absorben ese conocimiento. Voy a enfatizar que en la era digital necesitamos que los estudiantes desarrollen esa competencia en particular.